¡Es Lina!: una mujer a la que le tocó reconstruirse luego de ser esclava sexual de paramilitares
Ojos enternecidos, mirada cansada, sonrisa amable y actitud inspiradora, así es Lina Mercedes de Caro, una mujer sobreviviente del conflicto armado que para los años 80’s se empezó a vivir en María la Baja, Bolívar y que la obligaron, - con lo poco que tenía - a salir de su pueblo.
Sus padres enfermos, murieron en menos de 7 días, quedó sola con sus hijos con quienes tuvo que salir corriendo de su municipio hacía la capital del país, a la ciudad de Bogotá. Una mujer que se dedicaba a vender chances en una bicicleta para darle de comer a sus padres e hijos y que nunca imaginó que una tarde de esas cuando salía a laborar la detendrían varios hombres con la única premisa de “tienes que irte con nosotros”, así nada más, sin importar qué pensaba o cuál era su decisión, más que una opción, era una orden que sino se cumplía se pagaba con la vida misma.
Una mujer que recuerda un momento en el que parecía ser un premio para los nuevos hombres reclutados por los paramilitares y a quienes debía complacer sexualmente hasta por 3 días seguidos encerrada. Sin dar ninguna razón a sus padres, ni saber de sus hijos, ella solo desaparecía para ser usada como un objeto sexual entre tantos hombres.
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“Soy una mujer sobreviviente de violencia sexual dentro y fuera del conflicto armado, desde mi primera violación masiva y sistemática me mataron, era una mujer muerta en vida. Me tocó salir de mi pueblo sin nada, me fui hacía Bogotá por 14 años y no los perdí, los aproveché al máximo en muchos talleres de recuperación emocional, apostándole a la paz, el perdón y la reconciliación para estar bien”, indica con firmeza Lina Mercedes, quien muy amablemente permitió hablar con nosotros y contar esta historia.
El miedo para ella ahora no es una opción, aunque al principio sí, e incluso, inició a replantear su vida a través del arte. A pesar del dolor y de la impotencia, un día empezó a unir retazos como sinónimo de la reconstrucción de su dignidad, y a ver una situación dolorosa como una oportunidad de convertirse en voz para las mujeres víctimas de la violencia en el país.
“Decidí enseñarle a las mujeres a que no debemos ser maltratadas por nada, ni por nadie. Es en ese momento en el que emprendo mi proyecto ‘Uniendo Retazos’. No fue una decisión fácil, tuve que pasar por muchos procesos incluso, para hablar del tema hoy en día sin tener que recordarlo con tanto dolor y desagrado”, señaló.
Mostrar la realidad de una comunidad, visibilizar una situación de la que muy poco se habla quizá por temor o por simple complicidad causó que Lina Mercedes, tuviera también amenazas de muerte. Ella fue valiente, un día se armó, habló y es testigo de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, desde el año 2019.
Una vida de impacto detrás de una mujer valiente que decide contar su historia a través de sus retazos, que con sus manos grandes y gruesas decide convertir en arte para armar de a poquito su dignidad, esa misma que los un grupo de hombres armados le arrebataron sin previo aviso.
“Para ser voz, uno debe tener en cuenta los riesgos que corre por hacer visible una problemática, de lo cual no me arrepiento. En estos momentos tengo medidas de protección pero me siento satisfecha porque se ha entendido que es uno mismo quien debe ser resiliente, nadie lo va a hacer por uno”, señaló.
El caso de Lina, se parece al de otras mujeres que también fueron abusadas sexualmente en el marco del conflicto armado, que de hecho, siguen siendo víctimas en la actualidad porque estos grupos continúan presentes en el departamento de Bolívar como cuando no hay orden ni ley, incluso, en María la Baja, a pocas horas de Cartagena y al lugar donde Lina no ha querido regresar, “la vivencia fue espantosa, fueron más de 12 años siendo esclavizada sexualmente, lo atroz fue que me empalaron pero sobreviví a eso para hoy poder hablar. Esa situación no se ha superado, sigue el mismo problema, aunque los entes del Gobierno digan que ha cambiado, todo sigue igual”, precisó.
Y la pregunta que en su momento se hacía esta mujer vulnerada y abusada no solo física o sexualmente si no emocionalmente, era: ¿En quién confío, si parece que todos son cómplices en este lugar?, “en ese tiempo no tenía uno con quien quejarse, porque desde los alcaldes, secretarios de Salud, casi todos los funcionarios eran colocados en esos puestos y uno sabía por quiénes. Entonces, uno como mujer era vulnerable y no podía poner esas denuncias porque luego, terminaba amenazada”, continuó diciendo.
A Lina, le volvieron su dignidad pedazos, por eso empezó a unirlos en un proceso de sanación con ella misma que le tomó años. “El silencio, desarrolla enfermedades. Por eso yo empiezo a contar historias a través de los retazos, así comienza mi proceso y ahora me siento mejor que antes, según mi estado de ánimo yo puedo unir retazos y convertirlos en arte, eso refleja lo que uno vive, la historia con la que uno creció”.
Hoy, Lina tiene 55 años, reside en Cartagena, pero su dirección siempre es confidencial por seguridad. En su relato contaba que ha estado amenazada de muerte en diferentes ocasiones, la persiguen por hablar. Debe usar un chaleco de protección y mudarse de los lugares cada 4 meses para no dejar pistas de su rastro, pero continúa con su trabajo. Solo se transporta con dos conocidos y es modista solo de sus personas de confianza. Se reúne con un gran grupo de mujeres para hablar de sus vivencias, para hacer arte y contar historias, pero sobre todo para cambiar el pensamiento de que la mujer por ser mujer debe soportar todo.
Lina Mercedes Caro, es una mujer valiente, fuerte y resiliente. La vida la ha golpeado desde que nació, sus padres enfermaron, murieron y le tocó sola para ayudarlos. Luego, fue abusada sexualmente y empalada por más de 12 años, pero siguió y encontró en esa situación una oportunidad de vida que transforma e impacta. Hace 10 años, fue diagnosticada con cáncer pero sigue luchando, se describe como una mujer sana que espera haber hecho algo en el mundo para que una historia similar nunca se vuelva a repetir. Si hablamos de tenacidad, valor, resiliencia de las mujeres, hablemos de Lina.
Finalmente, hablemos de la actualidad del conflicto armado en Colombia y de lo que viven aún familias en el departamento de Bolívar, donde hay desplazamientos según datos suministrados por las autoridades departamentales, así como personas asesinadas por grupos armados que tienen presencia en el sur del departamento. Aún no se han librado los ciudadanos de las cadenas que los han condenado a ser víctimas de una guerra en la que no ha ganado nadie. Como lo dijo el poeta, novelista y filósofo español, Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, "un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla".
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