Muchas voces de vendedores que promocionan sus productos como frutas, plátano, yuca, ñame y bocachico para la venta en las calles empujando una carretilla o con una ponchera sobre la cabeza se resisten a ser silenciadas por la COVID-19, y lo hacen por la necesidad de sobrevivir y no pasar hambre.
Los vendedores ambulantes con su poderosa garganta ofertan y llaman la atención de sus clientes en cada barrio, quienes desde las terrazas de sus casas los esperan diariamente para la compra con todos los protocolos de salud.
Darwin García, vendedor de peto dijo que durante la cuarentena las ventas han aumentado en la noche porque las personas permanecen en la casas confinadas.
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“La verdad no me quejo gracias a Dios las ventas no paran vamos poco a poco y los precios se mantiene en 500 y 1.000 pesos, en los horarios de tres de la tarde hasta las diez de la noche", explicó el vendedor.
En este caso la garganta es remplazada por una corneta de sonido que anuncia la llegada en su triciclo del vendedor de peto a los barrios que le asignan.
Mientras que algunos vendedores de plátano en sus carretillas escogieron las horas de la noche para vender durante la pandemia y cuya estrategia de venta ha sido positiva para ellos porque evitan las altas temperaturas y ganan nuevos clientes.
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“Plátano, plátano, plátano a 200 y cinco en mil, plátano plátano, barato aprovechen los buenos precios en esta época de crisis desafiando el coronavirus en las calles”, expresa Luis Mercado, durante los recorridos.
Otros que a diario luchan y desafían esta enfermedad son los vendedores de bocachico y cachama que utilicen su poderosa garganta para dar aviso a sus clientes y a la gente en general.
Las voces que provienen de gargantas entrenadas, sin importar las altas temperaturas siguen activas y no apagadas durante la cuarentena por las calles de Montería.