Junior sigue siendo un equipo incierto futbolísticamente hablando, con fallas desde lo defensivo y sin contundencia en el área de definición. Esa ha sido la constante a lo largo del mandato del técnico Luis Amaranto Perea, y anoche frente a Atlético Bucaramanga mostró los mismos problemas que, a esta altura de la competencia, no han tenido solución.
En el primer tiempo se evidenció los deseos de predominar por parte del conjunto local, pero su propuesta confusa no le permitió generar las situaciones de gol en el pórtico rival. Además, sin generadores de juego, las acciones pretendidas no eran profundas ni claras. Fue Viera, con pase largo a espaldas de los centrales, quien encontró la fórmula para romper el esquema de control del onceno Leopardo, pero Carmelo Valencia, con el acoso de los defensores, no tuvo la certeza para definir.
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Sambueza e Hinestroza, desconectados del circuito, no pudieron interactuar con la pelota. Y el trío de centrocampistas Ángel, Vásquez y Rodríguez, mostraron ganas, pero se desplazaban a zona impropia sin la velocidad que pudiera sorprender en el tercio final. Sus intentos en fase ofensiva fueron controlados por el bloque defensor rival. En la primera parte, el funcionamiento del Tiburón fue opaco y lento en el trasporte de la pelota, situación previsible y de fácil control para el adversario.
Pero el accionar lento y pesado no solamente fue en ataque, en el retorno a posiciones defensivas fue igual, como quedó demostrado en la acción de gol de Brayan Fernández. Los defensores no llenaron los espacios a tiempo, en el caso de Fuentes, y luego parecían pesados al momento de saltar, como sucedió con Jefferson Gómez, quien falló en la marca y al final no pudo controlar en su radio de acción al anotador del gol.
En la segunda parte del compromiso, con el ingreso de Ditta por Gómez, y Cetré por Rodríguez, la propuesta cambió. Además, con el ingresó de Miguel Ángel Borja por Carmelo Valencia, hubo más empuje y agresividad en la búsqueda del empate; que llegó tras falta cometida sobre Sambueza por parte de ´La Goma´ Hernández. El encargado del cobro fue Borja, para el 1-1 definitivo.
Ciertamente, las variantes del técnico Perea, en esta ocasión, operaron mejor pero no alcanzó para ganar el partido. La gestión ofensiva fue más generosa pero las indecisiones de los delanteros en las acciones finales, no permitió la ampliación del marcador. Al final de cuentas, otro empate y otra desazón para la hinchada.
Da la sensación, que el problema no pasa por la actitud, porque en la cancha los jugadores reflejan sus deseos, pero no logran armonizar la idea y sostenerla con base a un rendimiento que estabilice la propuesta deseada. Y esta irregularidad, de cara a la Copa Conmebol Libertadores, resulta preocupante.