Tradición a punta de perderse
Venta de dulces en Barranquilla
Elsy Beleño
18 Abr 2025 01:45 PM

Venta de dulces durante Semana Santa en Barranquilla, una tradición a punto de perderse

Elsy Margarita
Beleño Cantillo
Las ventas han decrecido entre un 20 y 40%.

Un poco antes de Semana Santa, los alrededores del parque Suri Salcedo en Barranquilla, son ocupados por mujeres que sacan mesas repletas de dulces tradicionales y su mejor sonrisa, para ofrecer sus productos. Sin embargo, este año el entusiasmo ha decaído un poco, así como las ventas.

Según los vendedores, la disminución ha estado entre un 20 y un 40%; mientras los ingredientes están por las nubes.

“La gente no quiere dar lo que vale el dulce. Un bulto de azúcar, 180 mil pesos; corozos, siete mil pesos; un coco, $10 mil”, contó Nicolasa Cassiani.

La preparación de cada dulce implica dedicación, tiempo y esfuerzo, ya que son elaborados en leña; y para tenerlos de manera oportuna, deben estar trabajando desde las tres de la mañana.

“En promedio, cada dulce tarda dos horas. Por lo menos, el de ñame se lleva dos horas y el de papaya hora y media porque hay que ponerlo a cocinar; el de leche también se lleva un tiempo, así como el de leche cortada porque primero hay que cortarla y luego esperar media hora para llevar al fogón”, aseveró Sandra Gutiérrez.

En su mayoría, esta labor es heredada. De hecho, gran parte de las y los vendedores ubicados en el parque hacen parte de una misma familia. Sin embargo, esta tradición podría perderse, como lo manifestó Walberto Valdez, ya que las nuevas generaciones le han perdido el interés al ver que es mayor el esfuerzo que la ganancia.

“El trabajo sigue siendo el mismo, esto es pura candela y ya mi mamá que es quien los hace, se ha desmoralizado un poco porque el trabajo es el mismo y la ganancia ahora es poca. Si son mis hijas se han dedicado a estudiar y no creo que vayan a seguir con esta tradición de los dulces”.

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De ocurrir, serán los consumidores quienes lo lamentarán, sobre todo, aquellos que, cada año, con gran fervor, se acercan a comprar los dulces.

“Mi mamá me pide, mi hermana y ya tengo unos compromisos adquiridos hace rato. Todos son deliciosos, el de ñame, el dulce con coco, el de ciruela, el de caballito, todos son deliciosos, el de tomate de cocina también es exquisito”, indicó José Pineda.

Las fabricantes de dulces y Walberto no pierden la fe y con devoción cada año continuarán ofreciendo sus dulces, sin importar las piedras que encuentren en el camino.

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