Una llamada a las 4:00 de la madrugada terminó por despertarnos del todo, iniciábamos el noticiero cuando nos interrumpió el ruido del teléfono, pusimos la llamada al aire, era un ‘reportero popular’ que con voz temblorosa y entrecortada, nos contó que había vivido el susto más grande de su vida.
Relató que estando estacionado con su taxi a las afueras de un reconocido centro comercial de la ciudad, esperando la carrera en turno, se dio cuenta que directo hacía él venía acercándose una mujer de larga cabellera, que los otros compañeros taxistas parecieron ignorar, era de piel clara, delgada; Un vestido largo blanco la cubría, su rostro descompuesto le hizo pensar que tal vez algún problema había tenido allá dentro, quizá fue su peor noche en el casino o tal vez, aunque no lo parecía, era una mujer de la noche que le había ido mal y no hizo la cuota del día - eso explicaría el por qué de la cara que traía-.
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Cuando la mujer llegó hasta el vehículo no dijo ni una sola palabra, se subió en la parte de atrás del taxi en completo silencio, el taxista se apresuró a encender el carro, no sin antes preguntarle: - ¿Hacia dónde se dirige? - El Rodeo. (Un barrio en las afueras de la ciudad) sin decir nada más y como queriendo poner punto final a cualquier clase de comentario siguiente. Volteó su rostro hacia una de las ventanillas y se quedó como estatua, como ida.
El taxista intentó en un par de ocasiones romper el hielo haciendo comentarios como: -La noche está calurosa, en todo el día no hizo nada de fresco (…) Aunque, de inmediato se dio cuenta que era un fracaso hablar con ella, imposible sacarle una palabra a esta pasajera, de vez en cuando la miraba por el espejo retrovisor, pero la inmóvil mujer seguía sin inmutarse, en la misma posición en la que se colocó desde el inicio del viaje.
Faltando solo pocos metros para llegar a la entrada principal del barrio, el taxista le preguntó: ¿Dónde se queda? En ese momento un camión comenzó a pitarle insistentemente, el taxista se distrajo porque pensó que quizá le quería decir algo, ya que la carretera estaba sola y nada impedía que lo sobrepasara, miró por el retrovisor de su lado, el camión pasó como si nada, sin decir ni una sola palabra y con los vidrios arriba, con rabia aceleró, en ese momento volvió a hacerle la pregunta a la extraña pasajera al mismo tiempo que miraba por el retrovisor de enfrente, se sobresaltó al ver que la pasajera había desaparecido, angustiado volteó a mirar y a buscarla por todos lados pero se convenció que ya no estaba.
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Unas luces altas que venían de enfrente llamaron su atención pero era demasiado tarde, terminó saliéndose de la carretera, volteándose, dio varias vueltas y por un momento todo estuvo en silencio, hasta que escuchó a lo lejos voces, tímidamente abrió los ojos, unos brazos le ayudaban a salir, pero él en medio de la confusión pedía a gritos que salvaran a la mujer, la pasajera que venía conmigo sigue dentro, gritaba, por mucho que las personas buscaron no dieron nunca con el cuerpo de ninguna mujer, alguien comentó que quizá se había golpeado la cabeza y sufrió algún trauma que le ha hecho olvidar que no traía a nadie, hasta ese momento había contenido el llanto pero no pudo más y la voz tras el teléfono nos preguntaba: ¿Dónde está? Yo no estoy loco… Ella estaba y desapareció, ¿cómo pasó? ¿Dónde está?
Nuestro director trató de tranquilizarlo, pero en ese momento la llamada se cortó, un ambiente enrarecido quedó en la cabina, nos miramos sorprendidos pero sin poder decir ni media palabra y decidimos continuar con las noticias, pero el teléfono sonó y rápidamente contestamos al aire creyendo que era el taxista que minutos antes se le había caído la llamada; resultó ser otro taxista que quería participar sobre lo que narró el anterior, dijo que eso no eran bobadas y que la gente se podía reír todo lo que quisieran, pero a él también le había salido esa mujer, que no se atrevió a contar su historia antes y sabía que habían otros compañeros que también les había pasado, pero que por temor a ser señalados no decían nada, preferían callar.
Antes que pudiéramos tomar más datos cerró, de ahí en adelante el teléfono no paró de sonar, ese día no pudimos hacer el noticiero con normalidad, nuestro director ‘abrió’ los micrófonos para todos los que habían vivido esta experiencia, hubo una llamada que captó nuestra atención, era la de una anciana que nos contó que ella (La mujer que salía) era una mujer que estuvo para casarse pero la dejaron ‘metía’ (vestida en el altar).
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“Ahí donde están esos barrios hoy, era la finca del papa y ahí se llevó a cabo la recepción de la boda y cuando le destrozaron el corazón, ella corrió, salió del lugar para perderse, alejarse para siempre de todo y de todos, con tan mala suerte que un camión que pasaba la atropelló y la mató en el acto, ahora dicen que sale por que anda buscando el camino a la boda, pero antes debe hallar al novio que la dejó plantada”, relató la anciana. Ese día en el noticiero se habló de otros temas, pero el de la novia fantasma acaparó la atención de todos.
La semana siguiente, el sábado, me enviaron a cubrir en Mompox un encuentro de alcaldes que se realizaría el día domingo, me fui en mi carro con un grupo de periodistas de diferentes medios, cuando llegamos al hotel preparamos lo del encuentro y nos quedó la tarde-noche libre para caminar un poco y tomarnos algo para refrescar la noche, nos fuimos a recoger temprano, al día siguiente a primera hora nos dieron las acreditaciones y cada uno metido en sus informes, así fue que el evento transcurrió, todo marchó muy bien, el inconveniente fue que el evento se extendió y me tocó devolverme muy tarde y solo para remate por que los compañeros decidieron quedarse a una recepción que ofrecía la organización del evento, en cambio yo si tenía que volver porque al día siguiente madrugaba para el noticiero.
Con las baterías bastante agotadas decidí salir lo antes posible para llegar con tiempo y dormir en casa siquiera unas 2 horitas para recargar baterías, ya casi llegando a la ciudad entre Arjona y Turbaco sentí que las fuerzas se me iban y decidí que al llegar al peaje buscaría un espacio para acomodar el carro, echar una pestañeada y así recuperar fuerzas, pero siendo así las cosas ya me tocaría pasarme directo al noticiero, eran casi las 2:00 de la madrugada.
Llegué hasta una bomba de gasolina y me estacioné, pasó hora y media y decidí reanudar el viaje, bajé a la ciudad y justo al pasar por El Rodeo me entró un frío helado al recordar la historia de la novia fantasma, con temor miré el retrovisor de frente y ahí estaba, la mujer que el taxista había descrito, era ella y ahora estaba en el puesto trasero de mi carro, cuando quise voltear unas luces altas me segaron, traté de reaccionar pero ya estaban encima, me salí de la vía, perdí el control, solo recuerdo un silencio prolongado, luego voces lejanas y unos brazos que me ayudaron a salir del vehículo, sufrí un accidente, tengo un golpe en la frente, miro el celular y marca las 4:00 am, trato de marcar al noticiero, escucho la voz de mi director que dice: Tenemos un oyente en línea, adelante (…) Con voz temblorosa, entrecortada preguntó: ¿Dónde está? Siento como si fuera un deya vú, me doy cuenta que es más real de lo pensado, ya lo he visto, ya lo he vivido, inmediatamente me doy cuenta que hoy la noticia soy yo.