Muhammad Ali
La primera reyerta entre estos dos legendarios boxeadores se dio el 8 de marzo de 1971, con un Madison Square Garden atiborrado de público
Muhammad Alí y Joe Frazer, estelares boxeadores de los pesos completos, protagonizaron una trilogía de combates que quedaron grabados en la memoria colectiva de los amantes del deporte de ‘las narices chatas’.
Estos atractivos, inigualables e históricos enfrentamientos entre Alí y Frazer, se suscitaron en la década del 70.
Alí se negó a combatir en Vietnam, por esta razón perdió su licencia como boxeador profesional y, por ende, el cinturón como campeón mundial. Joe Frazer y Buster Mathis pelean por el cetro, quedando en poder de Frazer quien, a propósito, sería el primer mortal en vencer al gigante Allí.
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La primera reyerta entre estos dos legendarios boxeadores se dio el 8 de marzo de 1971, con un Madison Square Garden atiborrado de público, y en primera fila, como espectador de lujo, el inolvidable Frank Sinatra, para presenciar un pleito, promocionado como ‘La Pelea del Siglo’, que prometía ser épico. Por fin, frente a frente, Frazer, como campeón invicto, y un rival que ya había sido campeón y que llegaba con la aspiración de consagrarse nuevamente. El gran Alí perdió su invicto esa noche.
Tres años después, Nueva York, el epicentro del boxeo mundial, y el mítico Madison Square Garden, serían testigos del segundo choque entre los dos pugilistas. En esta oportunidad, Alí saboreó el rico néctar del triunfo, para que cada boxeador se quedará con un triunfo.
La tercera batalla, entre estos dos colosos fue el 1 de octubre de 1975, en Filipinas. Era el encuentro cumbre para definir al mejor de los dos. Fue llamada ‘Suspenso en la Jungla’.
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Después de unos fratricidas trece asaltos, con intercambios permanentes de golpes de parte y parte, y con un Alí que se sostenía de pie con el último aliento y bajo los estímulos de su entrenador Angelo Dundee, en el episodio catorce, el entrenador de Frazer, Futch, le indicó al árbitro del combate que su pupilo no seguía en la brega, abandonaba el pleito sencillamente porque su organismo no podía más, llegó al límite.
Alí, quien había intentado no salir en los dos asaltos precedentes, pero que siguió en acción tras ser persuadido por su técnico, demostró que no solamente era un dotado del boxeo, sino que también tenía el coraje y la jerarquía de los que nacieron para escribir páginas inmortales.
