25 sillas de rueda fueron entregadas por EL Grupo Fundación Puerto de Cartagena y la Orden de Malta
Con el apoyo de líderes comunales, la Fundación Puerto de Cartagena logró identificar a las personas necesitadas de estas sillas de ruedas, distribuyendolas de la siguiente manera: Ceballos (10), Nuevo Oriente (5), Santa Clara (4), San Isidro Bajo (2) Socorro (1), Albornoz (1), Zapatero (1) y El Pozón (1).
Cuatro de los beneficiados agradecen este gesto que a partir de ahora en adelante, tendrán otra forma de seguir viviendo sus vidas. Son los casos de Giovanny Miranda, Doris Parra, Javier Maza y Candelaria Barrios de Maza, quienes por diferentes circunstancias de la vida, han tenido que afrontar las barreras de una sociedad poco incluyente con las personas en condición de discapacidad.
Cada uno, de manera independiente, ha vivido las dificultades de no poder movilizarse por sus propios medios y de tener que depender de otros para realizar actividades tan sencillas como bañarse, vestirse y desplazarse dentro de una vivienda. Aunque con los años han logrado demostrar que su discapacidad no los limita, sí reconocen que de haber tenido una buena silla de ruedas, esto les habría permitido ser más independientes, sin desconocer el apoyo que han recibido de sus seres queridos.
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Es por ello que estos cuatro adultos hoy agradecen a la Fundación Puerto de Cartagena y a la Orden de Malta, por proporcionarles la ayuda que necesitaban para tener una mejor calidad de vida y llevar su discapacidad con dignidad. Fueron 25 sillas de ruedas donadas y que beneficiaron a igual número de personas residentes en 8 barrios, ubicados en diferentes sectores de la ciudad.
Giovanny, quien fue diagnosticado con poliomielitis cuando era niño, afirma que con esta nueva silla de ruedas no sólo mejora su movilidad, sino que también se fortalecen sus anhelos de poder trabajar y así ayudar a sus papás. "En la casa para movilizarse, me rodaba con una silla normal. Yo tuve una silla de ruedas que me regalaron, pero no sirvió mucho a pesar que la mandé a arreglar, pero ahora con esta silla de ruedas, que me llegó como mandada por Dios, puedo movilizarme y pasear porque yo andaba encerrado en la casa. Me siento feliz", dijo este hombre de 40 años.
Entre tanto, Doris que tiene 74 años y que sufrió de una isquemia cerebral a principios del 2020 que afectó su motricidad, indicó "gracias a esta donación "estoy mejor, porque si necesito ir al baño o al cuarto, me montan en la silla. Además, me sacan a la puerta o me dan un paseo por el callejón donde vivo".
Finalmente, en lo que respecta a Javier Maza y a Candelaria Barrios de Maza, madre e hijo, su cuidadora Betty Padilla sostiene que las sillas de ruedas que recibieron sus parientes impactará positivamente en su salud y en lo que les resta de vida para estos dos adultos mayores de 68 y 85 años de edad respectivamente.
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"En el caso de mi tía, ella presenta desde hace 40 años una artritis reumatoidea, por lo que para bañarla o llevarla al médico, en esas funciones mínimas, teníamos dificultades y con esta silla tendremos una mejor facilidad para moverla e incluso para poder salir a pasear", señaló.
"Por otro lado, tenemos a Javier que le dio polio a partir de los 10 meses de nacido y esto no sólo lo afectó en la parte motora sino también cognitiva. Él esperaba con ansias este momento, él nos decía que cuando llegara su silla de ruedas iba a salir a pasear porque de aquí de la casa él no salía. Ese era su sueño", puntualizó.