Los profesores en el Atlántico, no están a salvo de las extorsiones. De acuerdo con Luis Grimaldo, ejecutivo de la Federación Colombiana de Educadores, el fenómeno, ha aumentado considerablemente, desde hace más de un año.
El docente señaló que, generalmente, los delincuentes se comunican con las víctimas por teléfono, al parecer desde las cárceles y posteriormente, proceden a intimidarlos, exigiéndoles dinero a cambio de no atentar contra su integridad o la de sus familias.
"Casi siempre se da por llamadas o directamente en las instituciones cuando el maestro sale o entra; pero ha seguido aumentando el tema de la extorsión. El maestro tiene un poquito de estabilidad económica y son objeto de esta situación. No solo en el Atlántico. En el Caribe las autoridades no han podido controlar este tema de la extorsión", explicó.
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Por esta, situación los maestros amenazados han tenido que ser reubicados de los colegios. Asimismo, las autoridades les aconsejan cambiar de número de celular, lo que a juicio de Grimaldo no es la solución de fondo.
"Nosotros le decimos al Gobierno que eso poco o nada, no ayuda; cuando la amenaza es muy insistente, cuando mucho trasladan de Malambo (municipio ubicado en el Área Metropolitana de la capital del Atlántico) a Barranquilla o de Barranquilla al departamento o del departamento a Barranquilla. Son cambios cuando la amenaza es muy profunda".
El docente un llamado a los dirigentes políticos para que fortalezcan el tema de inteligencia, que permita reducir este flagelo, el cual los mantiene en zozobra permanente.
Anteriormente, la Asociación de Educadores en Barranquilla denunció que, en muchos sectores de la ciudad, los profesores deben pagar una vacuna para poder ir a los colegios a dictar clases. Según el relato de José Jiménez, presidente del sindicato, los docentes deben llevar recursos económicos para no ser objeto de atracos, ya que encuentran retenes, camino a los colegios donde deben entregar el dinero que, en promedio mensual, suma 20 mil pesos.
La situación, indicó, en su momento, era fuerte en la mayoría de planteles de la capital del Atlántico, principalmente, en los ubicados en barrios del suroriente y suroccidente, como La Luz, Rebolo, El Bosque, Siete de Abril, Santo Domingo, Los Rosales.
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