De varios impactos de bala fue asesinado la mañana de este miércoles Jorge Eliécer Díaz Agamez, de aproximadamente 75 años, papá de Jorge Eliecer Díaz Collazos, alias Castor, máximo jefe de la banda de ‘Los Costeños’, dentro de la finca Burinque, ubicada en el corregimiento de Guaimaral, en jurisdicción del municipio de Tubará, Atlántico.
“La información que tenemos hasta este momento es que esta persona se encontraba en su parcela realizando labores de campo, cuando llegaron tres hombres armados y lo atacaron a disparos dejándolo sin vida en el sitio”, dijo la fuente judicial cercana al caso.
Le puede interesar: Alcalde de Sincelejo debe irse de su cargo
Al mismo tiempo aseguró que por labores de inteligencia saben que se trata del papá de alias Castor, pero que están cotejando huellas y otros datos para poder reconfirmar la plena identidad.
“En este caso ya está trabajando un equipo designado por la Fiscalía General y personal de inteligencia de la Policía del Atlántico y también de la Metropolitana de Barranquilla. En estos momentos, no podemos descartar nada porque hay que tener en cuenta que esta zona es un corredor para el narcotráfico”, agregó.
¿Quién era el papá de ‘Castor’?
Jorge Díaz Agamez fue capturado en 2019, cuando las autoridades estaban tras la pista de su hijo Jorge Eliecer y Digno Palomino.
En ese entonces, lo capturaron en una finca en el municipio de Galapa, Atlántico y le hallaron en su poder un revólver calibre 38, sin los documentos correspondientes, por lo que fue judicializado ante la Fiscalía por el delito de porte ilegal de armas, pero quedó en libertad tiempo después.
Lea también: Un canal pluvial amenaza con tumbar la pared de un colegio en Bicentenario
Junto a Díaz Agámez, también capturaron a Alirio Junior Uribe Daza, presunto miembro de Los Costeños, quien tenía un arma marca Glock 9 milímetros y quien, según las autoridades era hombre de confianza de Castor y parte de su seguridad.
A este hombre, las autoridades lo acusaron de ayudar a esconder a su hijo que en ese momento era buscado por cielo tierra por las autoridades en todo el Atlántico y ofrecían hasta $50 millones de recompensa por su paradero.