A las dos de la tarde suena la recámara anunciando a los asistentes a la corraleja que el primer toro está por salir, a esa hora con el sol en todo su esplendor el calor es desesperante pero por ningún motivo logra opacar la alegría de los que llegaron dispuestos a disfrutar de estas tardes.
“Bueno para mí personalmente la tarde de toros estuvo muy, muy bacana, súper chévere los banderilleros hicieron su buen trabajo, los manteros excelente la gente los palcos disfrutó mucho, mucho de la Banda, hubo mucha emoción”. Laura Morales, asistente
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Cuando el primer toro sale al ruedo la felicidad de los asistentes es indescriptible. Un sombrero, un poncho, un Jean, una camisa y un abanico de mano son la pinta predilecta para gozarse la fiesta brava, acompañado además de un entusiasmo abrazador que no te permite sentarse pues la Banda de músicos nunca deja de tocar.
“Excelente, hermosa tarde de toro reviviendo aquí la cultura de nuestro Sincelejo querido, la gente está emocionada de ver estos toros, vinimos de Bucaramanga y estamos felices disfrutando la fiesta del 20 de Enero, la emoción de la gente para mí destaca las fiestas del 20 de Enero” Juan Carlos Martínez, turista.
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Hay que sentir pasión por la fiesta brava para entender un espectáculo como este, dentro de la Corraleja miles de personas disfrutan lo que sucede en el ruedo, aunque por fuera también hay personas que luchan por acabarlas, Claudia Castellanos, animalista.
“Rechazamos el maltrato animal, la tortura no es cultura y estamos haciendo contracultura frente a este hecho de barbarie que es la Corraleja y a la vuelta de la Corraleja donde se evidencia maltrato a los animales, a los toros a los caballos.
En cada tarde de toros 40 animales salen al ruedo, la plaza con capacidad para 6 mil personas se llena casi un 90%, es decir, más de de 5000 personas bailaron y disfrutaron, los vendedores hicieron su agosto y los personajes de la Corraleja vendieron sus productos. Es difícil tener contento a todo los sectores, lo cierto es que Sincelejo sigue siendo la mejor plaza para la fiesta en Corraleja, una tradición que ni siquiera la tragedia de 1980 donde murieron más de 600 personas pudo acabar.