Confeso asesino del cerebro del crimen el fiscal Marcelo Pecci no tendrá otra medida de aseguramiento

La Juez 42 de Control de Garantías de Bogotá negó recientemente la petición de la Fiscalía General de la Nación de imponer otra medida de aseguramiento a Samuel Zuleta, el confeso asesino de Francisco Luis Correa, quien se destacó como el principal testigo en el caso del fiscal paraguayo Marcelo Pecci. 

El juzgado argumentó que la Fiscalía no precisó la urgencia de la medida solicitada y que no presentó una investigación ni detalles concretos sobre la condena de Zuleta.

“Como lo hemos venido avizorando, el riesgo que pretende precaver la señora fiscal no fue suficientemente acreditado por parte de la delegada en este asunto. No se brindaron las luces al juez con funciones de control de garantías sobre por qué ese riesgo se materializaría pronto, lo que hizo completamente innecesaria la restricción de la libertad en esta sede de detención preventiva. Este argumento no fue suficientemente sustentado, por lo que la solicitud de la delegada no fue aceptada”, declaró la jueza.

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En las audiencias preliminares, Samuel Zuleta Márquez aceptó el delito de homicidio agravado que le imputó la Fiscalía.

El implicado confirmó que utilizó un arma cortopunzante durante una riña en la cárcel La Picota de Bogotá, el pasado 3 de enero, en horas de la madrugada, para quitarle la vida a Correa.

Según los datos proporcionados, la pelea se originó cuando Correa insultó a Zuleta, llamándolo “un violador y un marica”.

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Las autoridades informaron que, a las 11 de la noche del 2 de enero, Correa se encontraba en la celda, celebrando el fin de año con otros internos, durante la celebración, consumieron bebidas alcohólicas, destacando una conocida como “chamber” y alrededor de las 11:30 de la noche, comenzó la pelea.

En medio del tumulto, Samuel Zuleta Márquez tomó un cuchillo y lo clavó en el pecho de Francisco Luis Correa, causándole la muerte de inmediato.

Testigos relataron que, tras el ataque, Zuleta se rio y le dijo a un guardia: “tranquilo, yo lo maté”. Luego, sacó un arma blanca conocida como pate-cabra de su sudadera y la arrojó sobre la cama del lado izquierdo.

Finalmente, Zuleta permaneció sentado en una silla hasta que llegó el personal de policía judicial del Inpec, quienes lo esposaron y lo sacaron de la celda.