Lo jamás imaginado por los ciudadanos se hizo realidad. Este año, por cuenta de la pandemia, no se realizó el tradicional Carnaval de Barranquilla.
Lo que no frenó ninguna de las guerras mundiales, ni las crisis económicas, lo hizo un virus que dejó sin reina a la fiesta del rey momo en 'La Arenosa'.
El que se coronó fue Dolcey Gutiérrez, con la canción 'La pesadilla', un tema de hace 18 años que retrató a un alcalde perverso que no quería esta fiesta en la capital del Atlántico.
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"Anoche yo soñé y tuve una pesadilla / que un alcalde había prohibido el Carnaval de Barranquilla / ¡Ay qué pesadilla!", cita en un par de versos la canción.
Y es que al parecer Dolcey le atinó, pues su sueño terminó siendo realidad, aunque por otro motivo: "También decía el decreto que se acababan las verbenas. También prohibía el ron y que uno se echara su polvo/ Dios mío que no suceda y que el diablo se haga el sordo".
"Efectivamente, no se puede tomar porque hay ley seca y tampoco se puede ir a verbernas, porque los eventos están prohibidos y si va a uno, no puede bailar. Esa limitación para bailar se la ha tomado muy en serio el gremio de picoteros, quienes luchan por no apagarse, asistiendo a fiestas con poco público en los contados establecimientos que tienen permiso para abrir". Así lo cuenta Julio César Lobo, propietario de un pick-up.
"Como ya no se puede bailar, uno maneja las emociones de la gente. Ya si uno ve que alguien se levantó a tirar unos pases, toca colocar algo bien suavecito, toca cambiarlo por algo que no le den ganas de levantarse", indicó Lobo.
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Eso quiere decir que después de estar sonando algo como 'Sonido bestial', si alguien se levanta a mover el cuerpo, el Dj tiene que tomar difíciles decisiones como reemplazarlo por temas de Juan Gabriel o Luis Miguel.
"Hemos conocido de establecimientos que tiene a personas dando vueltas para que cuando alguien se coloque de pie, le piden que se siente", agregó el picotero.
Pero en las pocas fiestas de Carnaval de la ciudad, no solo cambió la programación musical, también las glosas y los populares mensajes entre canciones. Mensajes como "ponte el tapabocas", suelen ser repetidos cada cinco minutos.
La creatividad está servida, todo para ganan un poco de dinero, pues la ciudad perderá cerca de 400.000 millones por la no realización de la fiesta y a su vez no generará unos 50.000 empleos.
Los responsables de organizar fiestas y bailes, piden más apoyo y menos discriminación, pues necesitan reactivar su economía con estrategias que eviten los contagios.
Finalmente, esperan que pronto vuelvan los abrazos y bailes que aman los barranquilleros. En unos años cantaremos "te olvidé" y pensaremos, como Dolcey Gutiérrez, que todo fue una pesadilla, señalan los curramberos.