Atacan con piedras y palos a presidente de una Junta de Acción Comunal en Barranquilla
Con piedras y palos fue atacada la casa de Vladimir Pomares, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio San Carlos en el sur de Barranquilla y fiscal de Asocomunal Metropolitano, quien hoy vive una pesadilla, por el temor de regresar a su vivienda. Afirma que, prefiere deambular por las calles de la ciudad, antes que volver a su hogar.
Su pesadilla empezó casi a medianoche del 26 de noviembre, cuando se encontraba en su inmueble. De acuerdo con él, todo se desencadenó luego de que en su sector llamaran a la Policía ante la inconformidad que generaba el ruido de un pick up. Sin embargo, la persona que contactó a las autoridades no usó su identidad sino el nombre del líder: Vladimir Pomares, quien, según explicó, se encontraba acostado en casa con dolores renales.
"Yo pasé todo el día acostado y me desconecté, pero mi esposa me llamó porque había una pelea. Salí un momento, y de pronto me camina el dueño de la casa, y dice que yo tengo la culpa porque llamé a la Policía. Yo le contesté que estaba durmiendo, pero él insistía que era yo; le respondí que yo tenía la consciencia tranquila, me fui porque pensé que todo había quedado allí", manifestó.
Conto que cuando está entrando a su habitación, él, su esposa e hija de 11 años sintieron la lluvia de elementos.
"Una de las piedras fue a dar donde mi esposa guarda la loza. Partieron todo y después la señora donde estaba el pick up quería, con otras dos personas, violentar la reja para entrar a la fuerza y allí alcanzaron a herir a mi esposa en la frente".
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Según su relato, llamó a la Policía, pidió ayuda para que alguien se comunicara con ella. No obstante, la respuesta fue nula. La única opción que vio fue la de escapar por el patio de su casa y esperar la mañana para interponer las denuncias ante la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía por daños y perjuicios, donde se acercó. Posteriormente, llegó a la Defensoría del Pueblo y Procuraduría, ya que él tiene medida de protección vigente. Anteriormente, fue amenazado.
"Hace dos años recibí intimidaciones, en las cuales me decían que estaba durando mucho, que iban a ir por mí".
El hombre, quien no tiene más parientes en la ciudad, se niega volver a casa, donde quedó su familia, ya que tiene miedo de hacerlo.
"Por el momento prefiero dormir en la calle porque no tengo a dónde ir y esperar que el Gobierno o la Policía me brinden protección como verdaderamente lo necesito porque no quiero morir", confesó entre lágrimas.
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