Tribuna estadio Metropolitano
El Tiburón desmejoró su accionar tras las lesiones de Cariaco y Enamorado. Las sustituciones no encajaron en el funcionamiento
Fue evidente que Junior pretendió imponer su ritmo ante Nacional, y lo consiguió, algunas veces, en la primera parte, en donde quedaron claras las intenciones del equipo local; que propuso combinaciones dinámicas por las bandas, con Enamorado y Caicedo, y por el centro, con Cariaco y Bacca; además del anexo desde el eje central de Vélez y Martínez.
En la primera parte, el local fue dueño de la pelota y propositivo, mientras que el visitante fue reactivo y cauteloso para defenderse.
Las transiciones de defensa a ataque de Nacional causó estragos en los Rojiblancos que, casi siempre, sufrieron con los movimientos veloces de los futbolistas verdolagas, caso Dorlan Pabón y Álvaro Angulo, el autor del gol del combinado de Medellín.
La ambición juniorista fue bien aprovechada en la acción del gol de Nacional. Angulo se filtró desde la mitad de la cancha y en descolgada veloz atacó el espacio, para finalizar la acción con un latigazo implacable que venció, pese a la estirada , al golero Jefferson Martínez.
Los centrocampistas Vélez y Martínez, desbocados al ataque, no brindaron el soporte y seguridad en zona media y Nacional, con Dorlan, Perea, DeOssa y Palacios, gestionó situaciones peligrosas a través de la transferencia rápida del balón y remates potentes de media distancia, como uno de Dorlan Pabón que se estrelló en el paral de la cabaña del cancerbero juniorista.
En el segundo tiempo, el Tiburón desmejoró su accionar tras las lesiones de Cariaco y Enamorado. Las sustituciones no encajaron en el funcionamiento y Nacional ganó más confianza, sin ser dominante.
El ingreso de Lencina, Berrío y Estupiñán, desmejoraron funcionalmente la propuesta del onceno de Arturo Reyes. Los Rojiblancos perdieron desequilibrio y profundidad ofensiva, y ya el trámite del partido se fue opacando. Los de casa no fluyeron con el balón y el partido fue más físico y disputado, que pensado y jugado…
Los equipos terminaron con diez unidades tras las expulsiones de Estupiñán, por propinar codazo a un rival; y de Álvaro Angulo, por entrada fuerte sobre Caicedo. El
El mismo jugador de Nacional había mostrado su juego agreste en una entrada desproporcionada que terminó en la lesión de Enamorado, que el árbitro Ortega no sancionó.
Al final, el conjunto caribeño no pudo mantener la mínima diferencia y el gol de Carlos Bacca, de tiro penal, patentizó la fortaleza mental del delantero y la frecuencia goleadora en alza de un artillero que mantiene su esencia.
