La historia de las niñas cambiadas al nacer en la costa que volvieron con sus familias biológicas
Hace algunos años un caso conmocionó a la opinión pública en la costa colombiana, dado que dos familias cometieron un error y se llevaron a casa la niña equivocada de un hospital de Barranquilla.
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Todo empezó el 21 de marzo de 2016, cuando Norelis Patricia Truyol tuvo su hija en el hospital. No obstante, José Gregorio Hernández, su pareja, no llegó al nacimiento, pero la mujer, sin ninguna novedad en el parto, se fue con su bebé la casa.
Los dos primeros años, ni José ni nadie en la familia notaron nada extraño en la niña, pero poco a poco empezaron a notar algunas diferencias en el rosto que eran más que inquietante, especialmente el hecho de que la piel de la pequeña mucho más blanca y las facciones de su rostro no encajaban con el de sus otras tres hijas, especialmente cuando a él le dicen "el negro".
Incluso llegó a pensar que la niña era producto de una infidelidad de Norelis, y para salir de la duda llevó a escondidas a la niña a Barranquilla, con la excusa de comprarle unos zapatos, y le practicó una prueba de ADN y así confirmó que no era su hija biológica.
Con el resultado en la mano fue a encarar a su pareja, pero Norelis se mantuvo firme en su fidelidad. Fue ahí que para seguir atando cabos sometió a la madre de la hija a una prueba de ADN. Al ser negativa, quedaron pocas opciones sobre lo que pudo haber sucedido.
Con las dos pruebas en mano envió un derecho de petición al Hospital Niño Jesús para solicitar la información de todos los partos ocurridos ese 21 de marzo. José recibió el listado de los nacimientos ocurridos tanto de forma natural como por cesárea no solo ese día, sino también entre el 22 y el 26 de marzo en el centro médico de Barranquilla.
Analizando los datos llegó al nombre de Ana Cecilia Cano, una mujer que había tenido también a una niña con solo 20 minutos de diferencia con Norelis. Buscó a la mujer en redes y evidenció inmediatamente el error, dado que en su foto de Facebook aparecía cargando una niña que para él era su hija.
Le empezó a enviar mensajes a Ana Cecilia y su familia, pero no recibía respuesta. Al contarle a Ana Cecilia lo sucedido, la mujer no lo tomó con seriedad, pero cuando le sugirió intercambiar fotos, todo cambió y ante las evidencias aceptó cuadrar un encuentro.
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Aunque compartieron algunos momentos a lo largo de los años, el reencuentro definitivo no había sido fácil. Una de las niñas se fue en un bus desde Palmar de Varela hacia Chimichagua, mientras que la otra quedó en los brazos de Jose en ese municipio.